ESQUEMA TEÓRICO CONCEPTUAL.
El
término estrés proviene de la física y la arquitectura y se refiere a la fuerza
que se aplica a un objeto, que puede deformarlo o romperlo. En la Psicología,
estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos
encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo,
que pueden agotar sus recursos de afrontamiento.
La
definición del término estrés ha sido muy controvertida desde el momento en que
se importó para la psicología por parte del fisiólogo canadiense (Selye, 1950) .
El estrés ha sido entendido:
·
como
reacción o respuesta del individuo (cambios fisiológicos,
reacciones emocionales, cambios conductuales, etc.)
·
como
estímulo (capaz de provocar una reacción de estrés)
·
como
interacción entre las características del estímulo y los recursos del
individuo.
En
la actualidad, este último planteamiento, se acepta como el más completo. Así
pues, se considera que el estrés se produce como consecuencia de un
desequilibrio entre las demandas del ambiente (estresores internos o externos)
y los recursos disponibles del sujeto. De tal modo, los elementos a considerar
en la interacción potencialmente estresante son: variables situacionales (por
ejemplo, del ámbito laboral), variables individuales del sujeto que se enfrenta
a la situación y consecuencias del estrés.
El estrés puede ser definido como el
proceso que se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el
individuo, a las cuáles debe dar una respuesta adecuada, poniendo en marcha sus
recursos de afrontamiento. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social,
etc.) es excesiva frente a los recursos de afrontamiento que se poseen, se van
a desarrollar una serie de reacciones adaptativas, de movilización de recursos,
que implican activación fisiológica. Esta reacción de estrés incluye una serie
de reacciones emocionales negativas (desagradables), de las cuáles las más
importantes son: la ansiedad, la ira y la depresión.
Ansiedad y estrés
Muchas veces
ansiedad y estrés se usan como sinónimos, entendiendo en ambos casos un mismo
tipo de reacción emocional, caracterizada por alta activación fisiológica. Sin
embargo, existen tradiciones diferentes a la hora de estudiar ambos fenómenos.
El estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio. La ansiedad es una
reacción emocional de alerta ante una amenaza. Digamos que dentro del proceso
de cambios que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más
frecuente. Muchos estímulos o situaciones pueden provocar en el individuo la
necesidad de movilizar recursos para dar respuesta a las demanda de dicho
estímulo, o para volver al estado inicial de equilibrio en el que se encontraba
inicialmente. Al estímulo le llamamos estresor, o situación estresante.
Distintos enfoques en el estudio del estrés
Vamos a ver
brevemente algunas cuestiones fundamentales que se estudian bajo el rótulo
"estrés". Ello nos permitirá entender distintos puntos de vista a la
hora de estudiar el estrés.
1. El estrés
como estímulo.
El estrés ha
sido estudiado como el estímulo o la situación que provoca un proceso de
adaptación en el individuo. En distintos momentos se han investigado distintos
tipos de estímulos estresores.
El estrés como estímulo.
Los grandes acontecimientos.
Los
acontecimientos vitales, catastróficos, incontrolables, impredictibles, como
muerte de un ser querido, separación, enfermedad o accidente, despido, ruina
económica, etc., son el tipo de situaciones estresantes que fueron más estudiadas
en los años sesenta y setenta. Como puede verse, se trata de situaciones de
origen externo al propio individuo y no se atiende a la interpretación o
valoración subjetiva que pueda hacer el sujeto de las mismas. Serían
situaciones extraordinarias y traumáticas, o sucesos vitales importantes, que
en sí mismos producirían cambios fundamentales en la vida de una persona y
exigirían un reajuste. En esta línea se han llevado a cabo investigaciones
sobre las relaciones entre cantidad de estrés y salud (por ejemplo, cuántos
estresores han sufrido las personas que enferman)
El estrés como estímulo.
Los pequeños contratiempos.
En
los años ochenta se han estudiado también los acontecimientos vitales menores,
o pequeños contratiempos que pueden surgir cada día (en el trabajo, las
relaciones sociales, etc.) como estímulos estresores. (Folkman,
1986)
El estrés como estímulo.
Los estímulos permanentes.
Así
mismo, se han incluido los estresores menores que permanecen estables en el medio
ambiente, con una menor intensidad pero mayor duración, como el ruido,
hacinamiento, polución, etc.
El estrés como
respuesta.
Previa
a esta concepción del estrés como estímulo, en los años cincuenta se había
investigado la respuesta fisiológica no específica de un organismo ante
situaciones estresantes, a la que se denominó Síndrome de Adaptación General y
que incluía tres fases: alarma,
resistencia y agotamiento. Selye consideraba que cualquier estímulo
podía convertirse en estresor siempre que provocase en el organismo la
respuesta inespecífica de reajuste o reequilibrio homeostático, pero no incluía
los estímulos psicológicos como agentes estresores. Hoy en día sabemos que los
estímulos emocionales pueden provocar reacciones de estrés muy potentes.
El estrés como
interacción
En
tercer y último lugar, el estrés no sólo ha sido estudiado como estímulo y como
respuesta sino que también se ha estudiado como interacción entre las características de la situación y los recursos del
individuo. Desde esta perspectiva, se considera más importante la
valoración que hace el individuo de la situación estresora que las
características objetivas de dicha situación. El modelo más conocido es el
modelo de la valoración de Lazarus (Folkman, 1986) que propone una
serie de procesos cognitivos de valoración de la situación y valoración de los
recursos del propio individuo para hacer frente a las consecuencias negativas
de la situación. El estrés surgiría como consecuencia de la puesta en marcha de
estos procesos de valoración cognitiva. Si el sujeto interpreta la situación
como peligrosa, o amenazante, y considera que sus recursos son escasos para
hacer frente a estas consecuencias negativas, surgirá una reacción de estrés,
en la que se pondrán en marcha los recursos de afrontamiento para intentar
eliminar o paliar las consecuencias no deseadas.
Según
el modelo de Lazarus el proceso cognitivo de valoración de la situación supone
una estimación de las posibles consecuencias negativas que pueden
desencadenarse para el individuo. Si el resultado de esta valoración concluye
que las consecuencias pueden ser un peligro para sus intereses, entonces
valorará su capacidad de afrontamiento frente a este peligro potencial. Si las
consecuencias son muy amenazantes y los recursos escasos, surgirá una reacción
de estrés. La reacción de estrés será mayor que si la amenaza no fuera tan
grande y los cursos de afrontamiento fuesen superiores. Una vez que ha surgido
la reacción de estrés el individuo seguirá realizando revaluaciones posteriores
de las consecuencias de la situación y de sus recursos de afrontamiento,
especialmente si hay algún cambio que pueda alterar el resultado de sus valoraciones.
Estas revaluaciones son continuas y pueden modificar la intensidad de la
reacción, disminuyéndola o aumentándola.
Toda
persona hace constantes esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar
adecuadamente las situaciones que se le presentan, por lo tanto no todo el
estrés tiene consecuencias negativas. Sólo cuando la situación desborda la
capacidad de control del sujeto se producen consecuencias negativas. Este
resultado negativo se denomina distrés, a diferencia del estrés positivo, que puede ser un buen dinamizador de la
actividad conductual (laboral, por ejemplo) (Elena, universidad de extremadura españa, 2010)
Estrés laboral
Desde la
entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en 1995, se ha
dado un impulso a los aspectos relacionados con la Salud Laboral, entre los
factores desencadenantes de distintos problemas de salud, deterioro de las
relaciones interpersonales, absentismo y disminución de la productividad, se
encuentra el estrés.
La Comisión Europea,
a través de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y
Trabajo (Fundación europea para la
mejora de las condiciones de vida y trabajo, 2007) ha realizado un
estudio sobre el estrés laboral en el que concluye que el 28% de los
trabajadores europeos padece estrés y el 20% (se sienten "quemados" en su
trabajo), siendo los sectores más afectados los trabajos manuales
especializados, el transporte, la restauración y la metalurgia.
Los altos costes personales y sociales generados por el estrés laboral, han
dado lugar a que organizaciones internacionales como la Unión Europea y la OMS
insistan cada vez más en la importancia que tienen la prevención y el control
del estrés en el ámbito laboral. (Fundación europea para la mejora de las condiciones
de vida y trabajo, 2007)
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